Ah, LinkedIn, esa red social que, en teoría, fue diseñada para construir relaciones profesionales fructíferas y abrir puertas hacia oportunidades emocionantes, pero que ha devengado en mercado medieval lleno de voceros y vendedores de aceite de serpiente y remedios milagrosos. Algunos pocos que parecen muchos lo han transformado en una especie de caravana de vendedores ambulantes del siglo XXI. En vez de conversaciones genuinas o conexiones significativas, lo que recibes es un ataque frontal de ofertas irrelevantes y mensajes de copy-paste tan genéricos que podrías pensar que se los mandan hasta a su abuela. La idea parece ser algo así como: “¡Dispara a todo lo que se mueve y a ver si cuela!” Y uno, pobre mortal, atrapado entre reuniones y correos importantes, se encuentra lidiando con un montón de spam mal disfrazado de networking profesional, viendo como ese escaso recurso no renovable llamado “vida” se drena y pierde para siempre en las malolientes coladeras de tu inbox lleno de spam. Vamos, que hasta los scammers de la lotería nigeriana tienen más clase.
Lo más gracioso (por no decir desesperante) es cómo estos profesionales del “networking” piensan que “cold calling” digital es una estrategia infalible. Te lanzan una conexión, y antes de que hayas tenido tiempo de respirar, ya te han metido hasta la garganta un párrafo kilométrico sobre su increíble servicio que no necesitas, nunca pediste, y que probablemente ya tienes, pero mejor. Todo con un entusiasmo que raya en el fanatismo religioso. Y tú, tratando de ser educado, pero sabiendo que si contestas, solo avivarás las llamas de su fe en que algún día venderán algo. Seamos claros, el único cold en este cold calling es el hielo que te corre por la espalda cuando ves otro mensaje en tu bandeja de entrada.
En la mayoría de los casos estos guerreros del “copy-paste” ni siquiera se toman el tiempo de cambiar tu nombre en el mensaje; es un milagro si tu título profesional coincide. “Querido Señor/Sra… Inserte nombre aquí… Tenemos un servicio que cambiará su vida.”
¿Perdón? Amigo, ni siquiera te has molestado en mirar mi perfil más allá del botón de conectar. Así que, por favor, ahórranos a todos la tortura de tu propuesta de ventas forzadas. No estamos aquí para comprar lo que sea que estés vendiendo, estamos para hacer networking, lo que, sorpresa, no significa inundar a la gente con tus catálogos genéricos de servicios. Así que, la próxima vez que pienses en “mandar tu pitch”, respira hondo y, tal vez, ¡no lo hagas!
MENCIÓN ESPECIAL para aquellos quienes, de hecho, te abordan con estas nefastas técnicas ofreciéndote servicios de Prospección B2B. ¿En serio eso es lo mejor que tienen en su arsenal? Gracias por hacernos perder, no sólo el tiempo, sin la fe en la humanidad. Hay un lugar especial en el infierno para vosotros.